Las negligencias médicas tienen secuelas desastrosas para aquellos pacientes que las han sufrido, tanto secuelas físicas, como psicológicas e incluso la muerte. El segundo grupo más afectado son los familiares, ya que estos ven de cerca como un ser querido sufre, tienen que hacerse cargo de ellos (postoperatorios ,invalidez, fallecimiento) e incluso de los costes derivados hasta que salga la indemnización (pedirse una baja, adecuar la casa a una silla de ruedas, etc).
Pero hay un tercer grupo que se ve afectado y al que la mayoría de nosotros no presta atención. Al contrario de lo que tendemos a pensar las negligencias no solamente afectan al paciente y a sus más allegados sino que también lo hacen con el personal sanitario.
Es lo que han denominado Síndrome del Estrés por Mala Praxis.Según datos se estima que más del setenta por ciento de los médicos recibirán en algún momento una demanda por mala praxis a lo largo de su carrera.
Durante el proceso legal en el que se ven enfrentadas ambas partes el personal sanitario implicado experimenta dosis muy elevadas de estrés, el cual, afecta directamente al rendimiento dentro de su trabajo. Ya que, la mayoría de médicos continúan ejerciendo hasta que se dicte la sentencia.
¿Cuáles son los síntomas principales de este síndrome?
Los facultativos que desarrollan el Síndrome del Estrés por Mala Praxis tienden a tener altos niveles de ansiedad y depresión. Un proceso legal afecta a cualquier persona, pongamos que además nuestro empleo y nuestra vida en general dependan de la sentencia.
Una sentencia favorable hacia el paciente puede significar la suspensión total de la licencia de médico e incluso la cárcel. Sin tener en cuenta que los médicos en su mayoría ejercen su profesión por pura vocación.
Alguien que se haya metido a estudiar medicina, y que ahora se vea culpable del sufrimiento de otras personas, puede llegar a desarrollar depresión. Sintiendo que ha fracasado como profesional.
Tienen dificultades para mantener bajo control las preocupaciones, las cuales suponen casi el cincuenta por ciento su jornada. Alguien que trabaja en un hospital o un centro de salud tiene que estar despierto y preparado para cualquier urgencia, no pasar por alto ningún detalle y además atender de forma correcta a sus pacientes.
Estar en medio de un proceso jurídico que vaya a dictaminar si hemos cometido un error o no, no saber si habrá consecuencias y sentirnos mal con respecto a nosotros mismos no es el mejor estado de concentración en el que pude estar una persona para realizar este tipo de trabajos.
Se produce lo que llamamos rumiación excesiva, o dicho de otro modo, el médico o personal que ha cometido supuestamente la negligencia repasa una y otra vez en su cabeza el momento de la intervención, consulta o postoperatorio en el que supuestamente cometió el fallo.
Lo que no le permite concentrarse en su trabajo, le produce más ansiedad (que genera el mismo) y le genera desconfianza con respecto a su trabajo “si fallé una vez puedo hacerlo más veces”.
Además suelen manifestar síntomas fisiológicos como dificultades para dormir, cansancio, taquicardias, pérdida de apetito, tensión muscular. Y síntomas de irritabilidad, pérdida de autoestima, frustración o dificultades para concentrarse.
Sienten además que se han fallado a sí mismos y a sus compañeros, con lo cual muchos deciden encerrarse y no contar la situación por la que pasan. El resto de personas les notarán diferentes pero no sabrán atribuir las causas de esos cambios.
Lo cual puede, si se mantiene a lo largo del tiempo y no se trata de manera conveniente desencadenar en enfermedades cardiovasculares, diabetes o hipertensión.
Una situación como una reclamación por negligencias médicas no tiende a mejorar su práctica clínica sino todo lo contrario, suele hacerles más proclives a cometer nuevos errores.
Aunque se demuestre que tal negligencia no ocurrió las consecuencias de este síndrome pueden perdurar desencadenando otras enfermedades más graves. Existen casos de médicos que han decidido abandonar su profesión tras una denuncia por negligencia desestimada pero en su caso ya habían perdido seguridad en sí mismos y su trabajo había llegado a convertirse en una carga.
Por ello es importante que en casos de negligencias y posteriores denuncias los abogados negligencias médicas y psicólogos traten a ambas partes.